No, no me equivoqué de sitio, si bien tengo un blog en el que hablo sobre cine, en este caso la referencia fílmica es para identificar a una generación, aquellos que nacimos después de la mitad de la década del setenta y si quieren más precisión, exactamente en 1977: «La generación Star Wars», por así llamarla. Claro que esta nota no está relacionado con una análisis de la exitosa franquicia creada por George Lucas, sino que es acerca de tecnología, especialmente aquellas innovaciones que cambiaron nuestras vidas en las últimas décadas.
Situándonos en Sudamérica, si quieren más precisamente en Argentina, a nivel tecnológico, en el año que nací, la televisión aún era en blanco y negro, la música se escuchaba por medio de una radio o por aquellos discos de vinilo que, según cuenta un amigo, han vuelto a surgir en el último tiempo, desafiando todas las modas y los avances tecnológicos.
Los avances tecnológicos
Volviendo a nuestra cronología, el Mundial de Fútbol de 1978, desarrollado en Argentina, obligó a una evolución que permitiera transmitir los partidos en colores a todo el mundo. Sin embargo, sería el 1º de Mayo de 1980 el día clave para el comienzo del color en las transmisiones formales de la TV Argentina, aunque pocos hogares tenían el lujo de contar con un aparato que pudiera mostrar esa maravilla.
Por otra parte, y aunque fueron creados varios años antes, en Argentina fue en la década del ochenta cuando comenzaron a tener éxito los casetes de audio. Hacia fines de los 80’ y principios de los noventa, lograron popularidad los videoclubs y la televisión por cable se fue haciendo lugar en los hogares.
En el mundo de la computación, la primer Apple es anterior a la generación Star Wars, ya que surgió en 1976, pero la primera IBM PC es de 1981, por lo cual, los de esta generación nos podemos sentir íntimamente ligados con estas dos historias, al menos en la línea de tiempo que nos une.
Cabe señalar que la década del ochenta fue más cercana a las consolas de videojuegos, como Atari o Spectrum, sólo por citar algunas marcas destacadas.
La computación y yo
Mi primer acercamiento a la computación fue de la mano de una Commodore 64C, sobre fines de los ochenta. Conectada a la TV, primero con un datasette y luego con una diskettera que causaba revolución en aquellos años, esta computadora marcó una etapa en mi vida.
En los noventa, las PC compatibles, de unos pocos Mhz de potencia y pantallas monocromáticas fueron ganando terreno en la región. Luego llegaron las pantallas color y, más adelante en esa misma década, el primer gran aluvión de Internet.
Para quienes nacieron hace menos de 15 años, quizás Internet les resulte algo de todos los días, sin embargo un largo camino hubo que recorrer. Desde los primeros módems, bastante lentos para lo que es hoy la velocidad, hasta la conexión de banda ancha, muchas páginas se escribieron y también jugosas cuentas de teléfono se pagaron.
La generación de las pantallas táctiles
El mundo siguió cambiando, las pantallas se fueron agrandando, las potencias se fueron agigantando hasta que … ¡todo volvió a achicarse!
Es así como en el último tiempo, las tablets y los móviles han dado lugar a esta nueva Era Mobile. Y esta nueva generación que nació en el último lustro, como el caso de mi hijo, ya se ha acostumbrando a los beneficios de las pantallas táctiles.
Es así como la generación “Touch & Multi-Touch” está creciendo con un nuevo paradigma en la interacción con los dispositivos electrónico y no sólo eso, se encuentra en medio de un cambio cultural inmenso, que modifica incluso la forma de comunicarse con los demás.
La generación Star Wars
Los que somos de la generación «Star Wars», miramos con atención todos estos avances, pero sin dejar de pensar que la velocidad de las cosas hace que los cambios tecnológicos empujen a los culturales y que el resto del mundo deba seguir detrás de toda esta movida.
Los modelos de negocios, las nuevas modalidades de trabajo y hasta los hábitos sociales vienen corriendo siempre detrás de estos cambios, que se producen más rápidos que la velocidad de la luz de un sable láser … ¡Qué la fuerza nos acompañe!
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